NUDO DE CADENAS
Tenía un camino de sueños
orientado hacia ti desde nada,
alisé con paso firme las barreras,
asenté con un suelo de piedras.
A tus cambios modelaba el sendero,
ahora un rodeo, ahora recto,
tras el halo de tus deseos,
a tus entusiasmos atento.
Arriba al fondo en un resguardo
junto al cielo, como en caja de regalo
inalcanzable a mano viva
parece que miras por una rendija.
Árboles verdes tiesos, erguidos
hacen fila y de sus ramas
caen hojas secas salteadas, húmedas
que borran sin acabar el camino.
Camino a medias perdido
entre hierbas bajas y maleza alta,
entre pasiones confesables
y amores profundos.
Una pared de eslabones que intimidan
amarrados a postes de
hierro macizo
(hasta aquí vida, hasta aquí muerte)
cortan el camino ganado a pulso.
Un nudo de cadenas oxidadas
agrandan el peso del alma,
no hace falta candado,
las llaves no abren vidas.
El camino ahí está,
lo limpia la lluvia
y los goterones de los árboles tiesos.
Los caminos
sirven para avanzar,
más anchos para dos ruedas,
por los de una
también se puede caminar.
A lo lejos el horizonte,
hay sitio para andar.
Foto y poema de
José Mª Fdez. Lozano