viernes, 15 de noviembre de 2019

LA TORRE DE LOS DESEOS IMPOSIBLES



Tablero T. Mixta 60X100 y poema de 

José Mª Fdez. Lozano

LA TORRE DE LOS DESEOS IMPOSIBLES
Sin campanas las ventanas de la torre
que anunciaban deseos de gloria,
ilusiones al espacio complaciente,
ahora niebla, humo de leña verde.
Sin fin los escalones de alcanzar destinos
en un mundo perfecto  de conmover cielos,
derretir las entrañas de las estrellas.
Cerrada la cúpula donde plegarias
suplican luz blanca de manar dones,  
ahora rayos de ida sin respuesta.
En lo alto de la noche
una figura de cara blanca lamenta:
―”Cándido ángel de tierra  
que desea ver con farola apagada”
Voladores nocturnos de boca abierta
atrapan fantasías suplicantes,
ahogándolas en túneles oscuros.
Dragones, figuras de nube caprichosa  
a placer beben con su esponja los peldaños
que buscan utopías imposibles.
Deseos imposibles,
camicaces inútiles que se despeñan,
desde la cúspide de lo inverosímil alucinante
a la dura tierra de andar realidades.
Para qué desear con el tiempo en espiral
un punto absurdo de vanagloria original
al comprobar con manos vacías
que el futuro ideal al alcance no está.
Deseos imposibles,
bocadillo de viñeta en blanco
y globo con cola de burbujas
que merma y desaparece
en un recuadro vacante sin historieta,
papel en blanco que no se rellena sólo.
Son absurdas quimeras, castillos de naipes
sobre hierba alta vapuleado por la gravedad,
realidad evidente que ordena y manda.
El fresco del amanecer clarifica deseos
y entonces los gigantes son molinos,
las burbujas polvo a trasluz,
los camicaces gotas en desierto secas,
los voladores hojas sueltas en el suelo,
la blanca del cielo un espejo hecho añicos,
deseos rotos,  pasatiempo inútil,
mientras en los descansos del alma
donde reflexiona el pensamiento
los reflejos van perdiendo el pronto,
los demás como si nada pasean por la acera,
el día es de bochorno y de arriba
no llueven deseos, sobre todo si los deseos
son imposibles.


domingo, 3 de noviembre de 2019

LABERINTOS DE INFIERNO



Tablero al óleo 60X60 y poema de

José Mª Fdez. Lozano


LABERINTOS  DE  INFIERNO
Saturado el fondo interior.
La noche oscura de rojo y negro
se extiende cargando su peso
entre galerías desabridas,
y lechos de mohos rancios.
Frutos saciados a costa del hambre,
ensanchan su boca redonda, verde agria,
entran en fila tupida al pesebre,
puerta abierta de entrada libre.
No cabe la comida en garganta,
con embudo empujan abanicos,
sobras, despojos de banquete
a trancas los digiere la noche.
Conjugan números a puños cerrados,
dramas en asiento de anfiteatro,
retuercen el gesto de rabia
y escurridos de arcilla entre dedos prietos.
El polvo de mármol pide agua
que corre en pasadizos de túnel,
saciando la sed, grito en llamas,
a gargantas corroídas, rayadas con escoria.
Cuencas de ojos temblorosos
se apocan solitarios, hundidos,
sin salida estallan cristales, en añicos
las conchas de habitaciones muertas.
Tras capuchas de infamias cobardes,
ocultas se deshacen estatuas de arena,
mientras marsupiales hincan sus huellas
en las mantas tediosas del aposento.
Quién te mira, quién te ve,
exceso de remostar hollejos.
Quién te mira, quién te ve,
el caos no tiene ojos.
Enseña tu interior de latido,
el vestido de caoba enterrada,
tus dientes sonrisa, gajos de sandía
tu lloro imposible de niño,
tu vientre de avaricia que
no atraviesa grietas de luz.
El laberinto de infierno se cierra,
montones de tierra, después
no hay escena, ni eco, ni lejos
un lamento de plañidera llorosa.
La copa herviente a borbotones
en la mano estalla rota.
Otra copa gemela, con brillo de estrella
en manos limpias, estatua de parque,
entra por la puerta de cintura estrecha,
dejando gotas de sudor
en canteras de piedra.