ALGO SE VA, ALGO
LLEGA
Entre luces y sombras,
nacen saberes, entierran ruinas,
surgen amores y desamores,
virtudes y errores
absurdos.
Cada día algo se va,
susurros que se apagan
imperceptibles y no vuelven
aunque el oído esté atento.
No hay tregua, los pies
se hunden en barro de pantano,
descalza la barca ante cascadas
cuando advierte ruidos de retorno.
Al antojo se le quebró su recta,
la ilusión se quedó en un sueño
a los planes se les cambió la hora,
el eje sucio del carro desentona.
Algo se va, la fecha caduca,
el polvo se revuelve en tornado
hasta encontrar el descanso
en los aposentos de invierno.
Anochece en tarde de hastío
con facha atónita de olvido,
humo en deshecho ido
del ascua antes al rojo vivo.
Cada vivencia agarrada en la mano
con mimo y ternura tarde o temprano
se aleja, agua entre dedos, lejos,
sombras derretidas en nada
entre nebulosas y abanico de estrellas
que sólo sirven para adornar
tantos recuerdos perdidos.
Después de un tren viene otro,
algo nuevo siempre llega
un relleno de corazón roto,
un pez raro que se alimenta
de plástico, basura, deshechos.
el río vive tras la tormenta
a la flor mustia sigue el fruto,
las personas igualan deberes,
derechos, vasos comunicantes,
misma raíz, origen de madre,
en las calles pasean gentes nuevas,
la moda aprieta o abulta la silueta.
Mientras tanto el ojo del tiempo
con la mano en el pecho
se deja querer entre soplos de luz
y momentos de sombra,
para que el soñador siga soñando,
el vividor llame a la suerte
y su estrella fugaz perdure,
el amor ascienda sin valles,
el bosque ensanche su viento,
y el nido de árbol calme
los lloros de niño que nacen.
Cuadro al óleo y poema de José Mª Fdez. Lozano (Arte conceptual)