A DÓNDE ME ECHAN
Desde nubes convulsas, tiernas,
coloridas vibraciones al vacío
en parapente por espacios libres
se precipitan cascadas de vida
en jardines de arboleda verde,
desiertos despojados de arena,
acantilados resbaladizos de piedra.
¡A dónde me echan!
¡En dónde caigo!
Vicisitudes de cuadrante en el tiempo,
vuelo neutral de destino sin patria,
entre nimbos saturados de carga,
la lluvia elige su arroyo,
el pastor monte para el rebaño,
el labrador barbecho arado.
A la noche con venda en los ojos
tiempo prestado de latir sensaciones
con dolor suave de cabeza forzada
sigue un despertar alborotado
sorpresa de manos alzadas al cielo,
ojos en palco preferente de teatro,
sin testigos del acto representado.
¡A dónde me echan!
¡En dónde caigo!
Ondulada es la tierra con maná blanco
en picos de nieve junto a las alturas,
lisa en los arrozales húmedos, blandos,
acantonados en los llanos de costa,
entre picos y garras, ave de paso,
voy a la deriva donde me echen,
sin remedio al vientre que caiga.
Allá fértil, ricas las fachadas
de urbanizaciones con piscina,
allá pobre entre frágiles chabolas
sin asfalto, ni fuente a mano,
aterrizo al incógnito destino,
beduino errante a donde la suerte
acampe e instale para siempre.
¡A donde me echan!
¡En dónde caigo!
Cuando abra los ojos será tarde
sabré dónde me han echado
no valen lloros, ni llantos,
alegrías, disfrutes, fiestas,
donde caiga, caiga, es el sitio,
de ahí, época de encender fuego,
humo maleable, racha de viento,
ficha de ajedrez en movimiento,
donde desmonte esta vez de nuevo
será del amor mutuo deseo,
el lugar qué más da, un habitante más.
Cuadro al óleo 60X60 y poema de
josé M.ª Fdez. Lozano (Arte conceptual)