jueves, 19 de marzo de 2020

CADA COSA EN SU SITIO



Cuadro al óleo 60X60 y poema de
José Mª Fdez. Lozano


CADA COSA EN SU SITIO
Cuando desde niño se nace
gusta cada cosa en su sitio,
una teta a pedir de boca
o biberón en su falta
que también sabe a gloria.
Aunque el almacén de la cabeza,
el universo alrededor entero
parecen curvas redondeadas,
los esquemas de cada cual
cuadriculados, fijos, concretos.
Ningún árbol las ramas iguales
como pareceres las personas,
en conjunto humanidad,
en especial el detalle, el humor,
el rasgo, la sonrisa.
Mi encasillado de corazón
puerta de entrada  abierta,
las apetencias coloridas flores,
los gustos bandeja de frutos.
Las debilidades a un lado
en apartado latente oscuro
rendija entreabierta
con escudo de batalla.
En unos exclusivos esquemas
ordeno en cuadraditos
según el momento, la escena
un amor que abraza y besa
o un rencor, qué vergüenza.
Lo dudoso son balanzas
de tira del carro y arriesga
o sujeta las riendas loco
que se desboca el caballo.
Lo justo lo tengo en lo alto
allá lejos por las nubes
color difuso entre prusia y cobalto
tan pronto oscurece el cielo,
te pone perdido un chaparrón
o descampa y no pasa nada.
Tengo en un bloque apilado
como piedras en equilibrio
abrazos de sol y  volcanes
hervidero de ideas originales,
filósofas del pensamiento,
con pies al suelo y ojos de ensueño.
Al final lo esencial, primordial
es organizar las propias casillas
contarlas, oírlas a gusto
como música de concierto,
aunque tengan tachones
o estén torcidas.


jueves, 5 de marzo de 2020

BOCAS QUE HIEREN

Cuadro al óleo 60 X 60

y poema de José Mª Fdez. Lozano



BOCAS QUE HIEREN
Semblantes de grandeza,
trazas de tiempos pasados,
envueltos en disfraces de niebla
escupen desprecios, rencores y desgarran
pieles de flor delicada.
Insultos de bocas que hieren,
encabritados deslices de caballo,
desdeñan orgullos con ofensas
y salpican con gravillas cortantes
campos frescos de hierba verde.
Un montón de tablas astilladas,
rondas de emociones rotas,
se apilan con clavos y cruces
entre lamentos y sombras,
entre cantos con manchas rojas.
Ojos tallados con lágrimas negras
destiñen órbitas en la cara
y de espaldas en destierro,
huida de laberintos amargos
pierden su equilibrio de armonía.
Ante la empobrecida autoestima,
de agarrarse al vacío en llamas,
azul frío hundido en piel rosada,
con el filo de una navaja detrás,
y una luz cegadora delante
queda una maleta al hombro,
un paraguas por si llueve
y una compañía que ayude.
Compañía que escuche y no grite,
que comprenda y no insulte,
que ame y no amenace,
compañía de ofrecer la mano,
de escuchar un desahogo,
de secar unas lágrimas
que cuente con otras caras
con lágrimas ya secas.
A la soledad hay que darle patadas,
al aislamiento apoyo,
a la compañía abrazos,
abrazos fuertes de  vida,
de levantar los ojos,
porque la vida tiene sus cosas,
también buenas,
esas, bienvenidas sean
si es que a tiempo llegan.