jueves, 13 de febrero de 2020

ALMAS COMPATIBLES

CUADRO AL ÓLEO 60 X 60
Y poema de
José Mª Fdez. Lozano


OJO MÁGICO

Mirilla de puerta indiscreta
periscopio de dentro a fuera,
con aviso de  aldaba comienza
patente la función de escalera.
Visión exacta que asegura, no intuye,
las desdichas a luz apocadas,
palabrería acompañada de gesto,
improperio con aspaviento de manos.
La bandera de presencia de cerca limpia,
las rodillas agónicas
escalones de escalera
sin fin en la memoria,
frentes encendidas
con sofoco de incendio,
el rincón secreto sucio,
el nervio caliente flota.
Ríe el niño a carcajada la gracia,
pies calzados ante la alfombra,
brillos de reflejo en rellano
mientras otros bajantes se despeñan
por tostados peldaños rojos. 
Visión circular de humo difuso,
lágrimas de San Lorenzo en la mira,
gaviotas blancas con peces de brea,
trombas de polvo, lluvia de trajes,
la lámpara del techo dibuja sombras
en el rellano de la entrada.
Ojo mágico, mirador de aumento,
mini-cámara con visión de infrarrojo,
lo estrecho oculto divisa ancho claro,
donde el alma a trasluz se abre
con vuelo destapado de campana.
A merced el corazón al aire,
siluetas con la camisa suelta
cuentan sin rubor sus penas,
deberes, haberes,  cuentas.
La espera breve y larga,
impaciente el tranquilo,
el gusano de estómago
araña paredes hambrientas.
Por las rendijas huele a fiesta,
el asado está a punto,
la llamada a grito de oído,
la respuesta a boca presta,
para los deseosos de la llegada
la puerta en par abierta.
Entran a dentro los de fuera.
¡Bienvenidos
a mesa puesta!

OJO MÁGICO



Cuadro al óleo de  60 X 60
y poema de
José Mª Fdez. Lozano

OJO MÁGICO
Mirilla de puerta indiscreta,
periscopio de dentro a fuera,
con aviso de  aldaba comienza
patente la función de escalera.
Visión exacta que asegura, no intuye,
las desdichas a luz apocadas,
palabrería acompañada de gesto,
improperio con aspaviento de manos.
La bandera de presencia de cerca limpia,
las rodillas agónicas
escalones de escalera
sin fin en la memoria,
frentes encendidas
con sofoco de incendio,
el rincón secreto sucio,
el nervio caliente flota.
Ríe el niño a carcajada la gracia,
pies calzados ante la alfombra,
brillos de reflejo en rellano
mientras otros bajantes se despeñan
por tostados peldaños rojos. 
Visión circular de humo difuso,
lágrimas de San Lorenzo en la mira,
gaviotas blancas con peces de brea,
trombas de polvo, lluvia de trajes,
la lámpara del techo dibuja sombras
en el rellano de la entrada.
Ojo mágico, mirador de aumento,
mini-cámara con visión de infrarrojo,
lo estrecho oculto divisa ancho claro,
donde el alma a trasluz se abre
con vuelo destapado de campana.
A merced el corazón al aire,
siluetas con la camisa suelta
cuentan sin rubor sus penas,
deberes, haberes,  cuentas.
La espera breve y larga,
impaciente el tranquilo,
el gusano de estómago
araña paredes hambrientas.
Por las rendijas huele a fiesta,
el asado está a punto,
la llamada a grito de oído,
la respuesta a boca presta,
para los deseosos de la llegada
la puerta en par abierta.
Entran a dentro los de fuera.
¡Bienvenidos
a mesa puesta!