Y poema de
José Mª Fdez. Lozano
OJO MÁGICO
Mirilla de
puerta indiscreta
periscopio
de dentro a fuera,
con aviso
de aldaba comienza
patente la
función de escalera.
Visión
exacta que asegura, no intuye,
las desdichas a luz apocadas,
palabrería acompañada de gesto,
improperio con aspaviento de manos.
La bandera de presencia de cerca limpia,
las rodillas agónicas
escalones de escalera
sin fin en la memoria,
frentes encendidas
con sofoco de incendio,
el rincón secreto sucio,
el nervio caliente flota.
Ríe el niño a carcajada la gracia,
pies
calzados ante la alfombra,
brillos de
reflejo en rellano
mientras
otros bajantes se despeñan
por tostados
peldaños rojos.
Visión circular
de humo difuso,
lágrimas
de San Lorenzo en la mira,
gaviotas
blancas con peces de brea,
trombas de
polvo, lluvia de trajes,
la lámpara
del techo dibuja sombras
en el
rellano de la entrada.
Ojo mágico, mirador de aumento,
mini-cámara con visión de infrarrojo,
lo estrecho oculto divisa ancho claro,
donde el alma a trasluz se abre
con vuelo destapado de campana.
A merced el corazón al aire,
siluetas con la camisa suelta
cuentan sin rubor sus penas,
deberes, haberes,
cuentas.
La espera breve y larga,
impaciente el tranquilo,
el gusano de estómago
araña paredes hambrientas.
Por las rendijas huele a fiesta,
el asado está a punto,
la llamada a grito de oído,
la respuesta a boca presta,
para los deseosos de la llegada
la puerta en par abierta.
Entran a dentro los de fuera.
¡Bienvenidos
a mesa puesta!