viernes, 7 de agosto de 2015

RUIDOS




OBRA: Lienzo, óleo  100 X 81




AUTOR: José María Fernández










RUIDOS
Un despertador altera,
mi tranquilidad pasajera,
en el oído un alboroto,
y genio en el rostro,
el ruido empieza,
con dolor de cabeza.

Ducha, cafetera, un portazo,
el nivel sonoro un mazazo;
máquinas descendentes,
engranajes estridentes,
ecos en garajes, pisadas,
entre columnas fantasmas.

Contacto, fricción,  ruedas,
fruta arrastrada que vuela,
un claxon que aturde,
molesta, irrita y aburre,
con huracán agrio de voces,
insultos, amenazas y roces.

Manifestación ruidosa,
con palabras broncas,
enfado furioso,
follón rabioso,
que irrita las hieles,
del pacífico indiferente.

Obras en aceras,
destrozan las sendas,
con máquinas de escándalo,
que atraviesan tímpanos,
y alteran el paseo,
del mártir callejero.

Sirenas estrepitosas,
con luces cegadoras,
en su deber estricto,
hipotecan el sentido,
y desbordan el aguante,
del asustado marchante.
 Presión de mercado,
ordenador pesado,
que provoca sofoco,
algún tic nervioso,
miradas impacientes,
y nudos en la mente.

Aturdido con hachazos,
se impone un rechazo,
de actitud evasiva,
naturaleza tranquila,
inundar  la falta,
de tregua en el alma.

Con la noche la calma,
descanso en la cama,
prevalece el silencio,
quietud de milenio,
ni el vuelo de una mosca,
el sueño trastorna.

Soledad en la estancia,
quietud sin sustancia,
marcharon los sentidos,
ausentes los ruidos,
semejante a la nada,
donde el alma nada.

¡Ojala despierte mañana!
¡Arriba! el primero al alba,
el ruido  no será molestia,
el estrés menudencia,
es preferible abrir los ojos,
oír, escuchar a todos,
valorar como sonido fluido,
cuando suene un ruido.
Apreciar que oye mi oído,
señal de que estoy vivo.

          José María Fernández      

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