jueves, 4 de junio de 2020

MEDITACIONES DE UNA CABRA



Cuadro al óleo de 60X60

y poema de José Mª Fdez. Lozano



MEDITACIONES DE UNA CABRA
A mi nombre si me llaman voy,
meditabunda reflexiona
una cabra doméstica de pueblo,
de cuerno corto, mamas lactas,
vestido apretado de pelaje,
sin cambio aparente de moda.
En silencio su pensamiento
acepta categóricas verdades,
alimento, crías, leche,
sociable, de grupo mejor que sola,
obediente al bastón que manda
o al ladrido que advierte.
Entre caminos de escasa hierba
la caprina tira al monte ,
al paso un campo de olivares,
con manos extendidas
de ramas bajas tentadoras
incitan al instintivo apetito
y catar la casual circunstancia.
¿Por qué el humano habrá puesto
a la ligera, a mi altura, tan cerca
insinuantes hojas pálido verde
de olivo a pedir de mi boca?
Yo atenta a la vara del pastor,
éste  a las hojas convertidas en leche,
compra gratis brinda la naturaleza,
cadena fácil de mutuo beneficio.
Me ponen música pertinaz de cencerro,
G.P.S manual barato colgado
al cuello, no hay bolsillo,
llamada de móvil un silbido,
me habla, piensa que le entiendo,
le contesto un “mu” ronco bajito,
le hago caso por lo del cariño
que le tiene a mis lácteas tetas.
Las estruja por la noche con finura
y sonríe cuando el cuenco
cambia de vacío a blanco,
entre pajas tumbada sin manta,
como niño Jesús duermo.
Gatos, perros caballos
serviciales compañías de trayecto
como yo, obediente producto,
a la orden del dueño humano
sabio con dotes de mando.
Cada cual nace con una estrella,
a placer de capricho o en un rebaño,  
unos con un pan bajo el brazo
y otros hambre de verde o un milagro.


No hay comentarios:

Publicar un comentario