DESGARROS
Apocado intelecto,
el valer demasiado bajo,
la autoestima por los suelos
en lo profundo del sentimiento.
Alrededor brotan éxitos de moda,
pujanzas de número, pilares erguidos,
altivos éntasis de las columnatas griegas,
debajo bases donde los charcos hacen aguas.
Cuarteado el tronco, venas de esponja,
de las grietas polvo de ceniza,
las vestiduras dejan al desnudo
ropa amontonada en el suelo.
Desgarros del alma maltrecha
se asoman en tiras al vertedero,
al desprecio de alcantarillas
con desgaste de escalinatas
pisadas por la costumbre.
Los peldaños de subir al día,
pan, carpeta, herramienta,
encuentran eslabones rotos,
falsos descansos al precipicio,
cimas vacías de hierba.
Por el observador sensorial de claraboya
lágrimas de fregona menguante,
cabelleras escurridas mendigan
ocasiones superfluas perdidas.
Su tránsito de peaje peregrino
hace de cojín mullido el asiento
para el multiplicador de verbos,
don de gentes, exigente pulpo,
de manos rojas y bigotes largos.
Las sobras desparramadas en manos,
se escapan por estériles huecos,
ranuras entre mimbres de cesta,
sin solución, derroche y pena.
Desgarros del alma a las agujas
del tiempo corto, la prisa exigente,
a la vez sube, baja, vete, ven,atiende
a medias, lo sabido hacer a enteras.
Hábitos, látigos, falacias falsas
presionan la cintura al ahogo
con cinturones rígidos de cuero
y hebillas al rojo, forjadas con rabia.
Mientras, entre tóxicas escenas,
de humo denso y desierto negro
el alma indecisa sale, entra, boca abierta,
en espera de que descampe la tormenta
y de la raíz emerja sabia con hojas nuevas.
Lienzo al óleo 30X80 y poema de
José M.ª Fdez. Lozano (Arte conceptual)
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