CLASES DE CORTESÍA
—Hola. Es un placer saludarte.
—Igualmente, feliz coincidencia.
—Me agrada nuestro encuentro.
—Afecto que reaviva otro tiempo.
—Añoraba tus caricias cariñosas.
—Persiste el recuerdo de tu llama.
—Yo soñaba con tu pasión excitante.
—Te seguiría por todo el espacio infinito
hasta lo más alto del cielo.
—Yo, si hace falta,
hasta las profundidades del infierno.
—Para, calma, sosiego,
todo tiene un límite de prudencia.
—En efecto, un respiro necesitan
las emociones exageradas del querer
y la supremacía del orgullo.
—A tu aspecto joven, se suma el favor
de tu vestido exquisito en diseño.
—Gracias. A tu buena presencia ensalza
el corte de traje elegante que te adorna.
Alguien interrumpe con prisa,
de la pared un cuadro famoso quita.
La estancia se inunda de agua.
Estoicos, aguantan la marea
absortos en elogios y alabanzas.
Desde la calle unos niños con perro
curiosean por el cristal de una ventana.
—¿De qué hablarán?
Se preguntan estos.
—Un momento cuerdos, después exaltados.
Apunta uno, y el otro:
—A veces fogosos, otras calmados.
Encima de sus cabezas un letrero dice:
“Clases de cortesía,
truene o llueva”
Óleo 60X60 y poema de
José M.ª Fdez. Lozano (Arte conceptual()
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